miércoles, 24 de junio de 2015

No sé cómo ni cuando terminé aquí sentada, rodeada de undermorros que coinciden en un sólo espacio para compartir perspectivas depresivas, miserables, alcohólicas y viciosas del mundo, la vida y el orden de las cosas. Tomando alcohol hasta olvidarse de sus existencias. Pareciera que entre más escapan de las jaulas de ellos mismos, más diversión y placer experimentan. Mientras yo estoy aquí, insólita, viendo cuan edgy parece ser querer salir de tu propia cabeza. Con tragos y tragos de alcohol. Pero nunca van a poder, porque al día siguiente, cuando despierten quién sabe donde, a lado de quién sabe quién, con una tremenda resaca, descubrirán que somos prisioneros de nuestros cuerpos, rehenes de esta era, donde el tiempo pasa muy rápido y las personas también. Estoy viendo gente tomar, volando muy lejos, pero a la vez tan cerca, encadenados por siempre a la mediocridad del día siguiente, porque no, no sólo vives esta noche, estás viviendo cada segundo de tu vida, y eso, también cuenta los segundos de mañana. Estoy viendo gente que pretende escapar pero que irónicamente sujetan con fuerza este hilo de donde  se amarran a la vida, reconociendo depresiones, porque tomar hasta reir también es llorar, tomar hasta maldecir también es llorar. tomar hasta vomitar, también es llorar. 

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